La creación se inspira en la magnificencia de la famosa Luna Roja que a veces salta, en una repentina bola de luz ardiente, desde detrás del horizonte. Tal vez la imagen más mágica y misteriosa de este largo viaje por la memoria, hecha por el niño que llevamos dentro cuando reflexionamos sobre el periodo más tranquilo y despreocupado de nuestras vidas. Paolo y Tiziana estaban en su casa de vacaciones, donde los días transcurrían apaciblemente al compás del dulce ritmo del reloj de la torre que marcaba las horas a lo lejos. A menudo, después de cenar, se unían al Nonno Guglielmo para contemplar la bóveda celeste y su infinita profundidad. Un vasto escenario de luces brillantes que se desvanecían en la distancia, lo bastante grande e infinito como para arremolinarlos en un torbellino de emociones. Alrededor del jardín de la casa había una enorme y hermosa rosaleda, cuidada amorosamente con habilidad y sabiduría por Nonna Luigia. Este rincón del paraíso desprendía aromas densos y seductores que se intensificaban aún más al atardecer, cuando la temperatura bajaba poco a poco, refrescada por la ligera brisa que llegaba del mar. Su abuelo recogía las rosas de este lugar mágico y las utilizaba para elaborar sus preciados absolutos, con sabiduría y paciencia. Paolo y Tiziana le ayudaban a recoger cientos y miles de grandes pétalos perfumados, aterciopelados y violáceos, que luego colocaba artísticamente en el oscuro pote de cobre de su alambique de alquimista, que brillaba como la luna. A fuego lento, alimentadas por la leña de los castaños del bosque vecino, dispuesta hábilmente por el fogonero bajo el pote, pequeñas gotas de precioso néctar se condensaban en las espirales de vidrio del alambique. Con los ojos brillantes de asombro, Paolo y Tiziana se pasaban horas contemplando aquel fenómeno insondable: el fuego del bosque convertía hermosos pétalos de rosa en gotas de precioso néctar absoluto. La magia de la extracción del perfume se producía ante sus ojos, como un milagro venido de lo alto, que difundía su aroma por valles lejanos. Aquella noche, todavía emocionados por la experiencia envolvente de la sublimación y extracción del absoluto, cuando de repente, desde detrás de la ladera cubierta de flores, vieron salir una superluna, enorme y más brillante que nunca. De color rojo púrpura, llameante y majestuosa, apareció tan cerca de ellos que temieron que les cayera encima. Alarma, entusiasmo, emoción y asombro ante tanta magnificencia se encierran en esta preciosa creación, que se abre con una atrevida nota de salida aportada por el Absoluto de Rosa, rodeada de frambuesas silvestres del bosque y especias, como la canela y el clavo. A continuación, el ramillete de notas de salida se instala en un corazón irreverente y valiente, casi tirando toda la cautela al viento, gracias a un innovador entrelazamiento del sensual poder seductor de la Rosa de Bulgaria y el efecto hipnótico de la Amapola, contrastado por la fuerza mística del incienso y el pachulí. Esta fina creación está sostenida y caracterizada para asegurar una extraordinaria persistencia en la piel, por el poder de la madera de castaño, amalgamada con resinas de Benjamín y Mirra y realzada por la suave fuerza de la preciosa mezcla de Ámbar y Almizcle, guardada durante más de treinta años por la Familia Terenzi. El sello olfativo de una esencia única y rara.
NOTAS DE CABEZA:
Absoluto de Rosa, Frambuesa, Canela, Clavo
NOTAS DE CORAZÓN
Rosa Búlgara, Amapola, Incienso, Pachulí
NOTAS DE FONDO
Madera de Castaño, Benjamín, Ámbar, Almizcle y Mirra
Entrega en 24-48h
